miércoles, 19 de agosto de 2015

Auténticas lecciones de vida

Da gusto acordarse de los seres queridos; y te acuerdas en los momentos más insospechados

Mi hermana Mili (Mili, Mila, Milagros… según persona o momento) murió hace algunos años. En sus últimos años de vida padeció cáncer de colon. Cualquiera que ha tenido cerca una persona con cáncer sabe lo dolorosas y traumáticas que pueden ser algunas veces las fases de este tipo de enfermedades. Dolorosas y traumáticas para el enfermo y para los cuidadores.

Yo no he sido nunca ni una cosa ni otra. Aunque me dediqué a cuidarla en su última semana de vida, aunque cada vez que me pidió ayuda acudí, aunque la visitaba esporádicamente o en momentos críticos, aunque… yo no he sido un cuidador. Su pareja, Antonia, cuidó de ella la gran mayoría del tiempo. Solo al final mis padres también asumieron el rol de cuidadores porque mi hermana decidió pasar esos últimos meses con ellos. En otras ocasiones, para otras enfermedades, ya habían asumido ese rol.

No puedo ni imaginar lo que mi hermana pasó, tampoco se cómo quedaron de tocados realmente “los cuidadores” que tuvo. Solo se lo que yo sentí: sentí que mi hermana, sobre todo en los últimos meses, me dio AUTÉNTICAS LECCIONES DE VIDA

La forma que tuvo de enfrentarse a la muerte, desde que supo que no había solución hasta su último segundo de vida, me hicieron admirarla hasta un punto difícil de explicar. Ella decidió todo lo que quería hacer. La enfermedad la acompañaba, ¡sí!, pero mi hermana jamás permitió que la enfermedad le impidiera vivir o morir según sus deseos: estuvo con quien le apetecía estar, visitó lugares que le apetecía ver, habló con quien quiso hablar…

Mi hermana murió a principios de enero, pero sus últimas Navidades decidió alquilarse una casita cerca del mar y pasar unos días con su pareja. Después de Noche Vieja me llamó y me dijo que ya no soportaba más el dolor. Fui a por ella para llevarla al hospital. A mitad de camino me hizo parad para tomarse una tostada con tomate y jamón y echar un rato hablando. No podía apenas moverse y el dolor debía de ser insoportable, pero despacio y pidiendo ayuda cuando algo no lo podía hacer, continúo viviendo. Ella se adaptó a la enfermedad pero nunca dejó que la enfermedad la venciera. Ingresó en el hospital y una semana después murió.
Durante esa semana el móvil no dejó de funcionar y las visitas de amigos que venían de muchas partes de España no cesaron, ¡incluso al llegar al hospital ya había varios amigos esperándola!
Nos turnamos mucha gente para acompañarla en el hospital, y en los últimos instantes estuvimos mi hermano Pepe y yo.

De momento no me atrevo a escribir mucho más sobre su vida o sobre esos duros instantes finales. Seguramente mi información sería parcial y subjetiva, quizás podría ser injusto o dañar a muchos de los que aun la aman. La aman ¡sí! Porque dudo mucho que el amor, el cariño, la admiración… acaben con la muerte del ser querido.

Y por qué escribo esto ahora en un blog dedicado a la divulgación científica. Pues porque desde hace unos meses lloro de emoción con los artículos de Oliver Sacks, un gran divulgador científico. En febrero anunció que su cáncer no tenía curación, que estaba disfrutando de sus últimos meses de vida.
Su forma de comportarse, reflejada en sus escritos, me parecen auténticas lecciones de vida. ¡Me recuerda a mi hermana! ¡No lo puedo evitar!

Querido lector, quizás no hayas leído sus últimos artículos. Si te apetece leerlos, aquí tienes los enlaces: “De mi propia vida”, “Mi tabla periódica” y “Sabbath” (este último en inglés, pero imagino que también saldrá publicado en breve en Materia III -El País-).
Y ya puesto a aconsejar, te aconsejo que leas “El tío Tungsteno”, un precioso libro donde mezcla lecciones de química con vivencias personales de cuando era un niño. Y por si te interesa, yo tengo claro que leeré “On the move” cuando salga en castellano.

Poco más que decir. Un cariñoso saludo a todas las buenas personas que nos enseñan, de una forma u otra, auténticas lecciones de vida.

10 comentarios:

  1. Me has hecho llorar. Lo tengo todo demasiado reciente y entiendo perféctamente lo que sientes y escribes. Mi situación ha sido (salvo el tipo de cancer) la misma. Y estoy completamente de acuerdo contigo: el amor, el cariño, la admiración... ¡todo! no termina con la muerte.
    Te agradezco de verdad que hayas escrito esto, aunque todavía no he tenido el valor de leer los artículos de Sacks. Es algo que dejaré para mucho más adelante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido JC yo también estoy, como siempre totalmente de acuerdo contigo: la muerte no nos quita nunca el amor, la admiración, el cariño ... de nuestros seres queridos. Los míos también me han dado auténticas lecciones de vida. Aún lloro después de muchos años y su recuerdo me hace mucho bien

      Eliminar
  2. Me has emocionado muchísimo. Perder a un ser querido es dolorosísimo y cuesta asimilar que no vas a volver a ver ni a hablar con esa persona, que no volverás a verla reír. Pero pronto comprendes que esa persona "está ahí" y que siempre te acompaña. Esa persona te ha aportado tanto, te ha enseñado, te ha querido tanto, que forma parte de ti, para siempre.
    Gracias por compartir esta vivencia tan intensa y tan importante con nosotros.
    Un besazo fuerte
    Laura

    ResponderEliminar
  3. Querido amigo, al igual que me han emocionado los últimos artículos de Oliver Sacks durante este verano, me ha emocionado el tuyo: por valiente, sincero y justo.

    Admiro que seas capaz de volcar tus sentimientos en un blog de ciencia. Y de la manera que lo has hecho. Sabía que eras una gran persona y esto solo es una muestra más de que es así.

    Al igual que te ha pasado a ti y a Jorge perdí a mi hermana por un cáncer hace dos años y medio. A mi madre hace un año y a mi padre hace unos meses. Tuve la suerte de vivir muchos años con ellos para que los recuerdos sean fuertes y duraderos, al contrario que por ejemplo le pasó a Melli, que perdió a su padre muy joven aunque como ella dice no hay día que no se acuerde de él.

    Un fuerte abrazo, jefe.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Dani.

      Mi padre también murió un año y medio después que mi hermana, pero no de cáncer. Se apago poco a poco luchando contra un infección que no se curaba, ¡la maldita mala circulación debida a la diabetes (unos años antes le había costado una pierna)! Por suerte, creo que mi madre se está recuperando bastante bien de esos dos "palos"

      Es duro escribir sobre esto, antes consulté a mi hermano y él me dijo que adelante. La verdad es que estoy contento de haberlo hecho porque así mis hijos cuando crezcan podrán saber algo más de su tita Mili.

      Y Oliver Sacks prácticamente me obligó a escribirlos, leer sus artículos es como hablar/vivir aquellos últimos meses con mi hermana. El contenido de la conversación es distinto pero los valores que transmiten son los mismos y creo que solo le pueden "hacer bien" a las personas que los lean.

      Saludos y un fuerte abrazo

      Eliminar
  4. Sin palabras, cuando los sentimientos y el cariño llegan tan al fondo poco hay que decir, excepto lo orgullosa que debe sentirse tú hermana de ti, de vosotros.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar

Este blog pertenece a un profesor de Ciencias que ha decidido divulgar, pero eso no quiere decir que no me pueda equivocar y que no tenga defectos.

No me paro mucho (algo sí) a revisar los post porque me cansaría pronto del blog. Por ello puede haber algún "error gordo". No te cortes, si lo encuentras me lo dices, gracias a vuestros consejos podré mejorar.

Por cierto, divulgo por dos razones: para explicar cosas que creo que son importantes y para aprender a explicarlas mejor. Ah! y porque me divierte.

Un saludo. Te invito a comentar